Las empresas venezolanas, ante un contexto difícil y volátil, se ven forzadas a limitar el tiempo y los recursos necesarios para desarrollar iniciativas de negocios o proyectos de mejoras internas. Pero las prácticas gerenciales tradicionales, que se concentran en la eficiencia, no son suficientes para sostenerse en estos ambientes. Para sostenerse, las empresas deben ser ambidiestras: capaces de desarrollar simultáneamente innovaciones que exploten sus conocimientos actuales al mismo tiempo que exploran nuevas oportunidades que van más allá de su modelo de negocios actual. Por medio de la ambidestreza, coloquialmente entendida como la capacidad humana de usar ambas manos con la misma habilidad, las empresas pueden innovar y mantener su negocio actual: convirtiendo la innovación en algo diario y no esporádico únicamente valorada en tiempos de crisis. La clave está en abordar objetivos aparentemente incompatibles con eficacia y exactitud.